30 de enero de 2014

Fundación Ana Bella.

Recientemente hemos dirigido nuestro trabajo a un ámbito muy importante y a la vez desconocidos por muchos, el de los proyectos de emprendimiento social. Su importancia radica en el hecho de que sin ellos el progreso sería casi imposible, al ser nulo. Nos veríamos arrastrados hacia un sinsentido regido por la inercia que provoca el devenir de los ideales y los conceptos actuales, sin parar a pensar en qué estamos haciendo mal, y qué deberíamos cambiar.

Tras consultar varios de éstos proyectos, hemos elegido uno de los que más nos ha agradado por su labor y entrega, así como la importancia del mismo. Hablamos de Ana Bella Estevez, una emprendedora social que ha hecho de la violencia de género su cruzada. A través de mujeres que han sobrevivido a una experiencia tan cruda como ésta, da ejemplo de superación y supervivencia, para que se evite en lo posible que se vuelva a repetir.

Nuestras palabras son pocas frente a la información que hemos adquirido de dicho proyecto, por lo que citaremos sus principales características:

"Ana Bella está utilizando los testimonios positivos de mujeres supervivientes de violencia de género para visibilizar y apoyar al 80% de las mujeres víctimas que no denuncian y por lo tanto no son beneficiarias de los recursos de ayuda oficiales diseñados para ellas.
A través de la creación de redes naturales de confianza y proporcionando ejemplos positivos de superación, logra empoderar a mujeres maltratadas para que se transformen en supervivientes, capaces de actuar como promotoras de igualdad, rompiendo así con la cadena generacional de violencia y con el enfoque tradicional de la victimización.
Algunos datos de impacto:
  • En el último año la Fundación Ana Bella ha ayudado a más de 1.200 mujeres.
  • Una media del 1% de ellas se involucra activamente en la red de apoyo generando un efecto multiplicador, alcanzando a casi 5.000 mujeres anualmente en todo el mundo."  
 Con los problemas actuales, personas como Ana Bella, que son capaces de hacer frente abiertamente a un problema social tan oculto como ignorado, son imprescindibles para evitar que se repitan. Quizás no cambie nada actualmente, quizás ni siquiera sea conocida por una décima parte de la población. Pero la semilla de su ahora fundación ya está implantada, y mientras quede alguien capaz de recordarla, la lucha contra la violencia de género seguirá en pie.

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